Un día con Eratóstenes
Allá por el siglo III antes de Cristo, el griego Eratóstenes de Cirene, astrónomo, filósofo, matemático y jefe de la biblioteca de Alejandría, se preguntaba porqué las sombras proyectadas por una vara vertical un mismo día y a una misma hora eran diferentes en dos ciudades de Egipto, Siena (la actual Assuán) y Alejandría, unos 800 km al norte. La respuesta, la curvatura de nuestro planeta, dio pie a un reto singular: Eratóstenes se propuso medir el radio de la Tierra a partir de la diferencia entre las sombras de las dos varas, la distancia entre las dos ciudades, sus conocimientos de geometría y un gran ingenio.
Más de 2000 años después, en plena era de Internet, en una época en la que la distancia entre dos ciudades se puede calcular en pocos segundos a golpe de ratón, y la información generada en un día en nuestro planeta sobrepasa el billón de kilobytes, se ha llevado a cabo un nuevo y espectacular reto: repetir el experimento en 600 centros educativos y convertir en protagonistas a nuestros alumnos, desde primaria hasta bachillerato. Pere Closas (ASTER), padre de la criatura, puso a nuestra disposición todo el material necesario para que no hubiese dudas, respondió a todos nuestros correos casi con inmediatez y se entregó al proyecto con una ilusión que nos contagió a todos. Y allí estábamos, el día 26 de Marzo, con nuestros recogedores a modo de improvisados gnomones preparados para ser Eratóstenes por un día.
En el centro educativo en el que trabajo, el colegio Santo Tomás de Villanueva de Granada, alumnos de 4º de ESO y Bachillerato repartidos en pequeños grupos, no sólo tomaron nota de la posición del Sol a lo largo de la mañana en el patio, sino que se comvirtieron en excelentes divulgadores científicos para los más pequeños, que con curiosidad se acercaban durante el recreo a preguntar qué estaban haciendo.
Quizás el resultado (aunque increíblemente preciso) sea lo de menos. Lo más interesante fue comprobar que en tiempos en la que la crisis de nuestro sistema educativo está en boca de todos, más de 600 profesores se implicaron una vez más en la enseñanza de la ciencia de un modo ameno, cercano y cargado de contenido. Y que un número mayor de alumnos salieron a los patios de los colegios con ganas de aprender. Quién iba a decirnos que entre tantas TIC, el protagonista de uno de los eventos más señalados a nivel escolar del año internacional de la astronomía iba a ser un recogedor.
