The fool on the hill
Una de las canciones de los Beatles que nos revela una de las verdades ocultas a simple vista más grandes de nuestro mundo es “The fool on the hill”, del álbum “Magical Mistery Tour”, y como todas las verdades tan grandes como nuestro mundo no puede ser sino astronómica.
En su estribillo la canción que nos habla del marginado tonto o loco de la colina condensa una realidad del universo y de la propia historia del hombre. A lo largo de la historia los hombres han visto moverse al Sol, amanecer y ponerse, pero sólo unos pocos locos le dieron la vuelta a aquella escena y vieron al mundo dando vueltas. Lo evidente, la primera impresión, las apariencias suelen ser engañosas.
Pero el tonto en la colina
ve ponerse el Sol
y los ojos en su cabeza
ven el mundo girando
(But the fool on the hill
Sees the Sun going down
And the eyes in his head
See the world spinning 'round)
Esta canción del cuarteto británico fue compuesta, según cuenta el propio Paul McCartney, pensando en el gurú Maharishi que frecuentó el grupo en sus años lisérgicos. Sin embargo y como todos los textos inmortales, tiene lecturas que pueden adaptarse a los tiempos. Al hilo de esa visión “galileana” del estribillo, me siento tentado de robarle al guía espiritual de los sagrados escarabajos su protagonismo para centrarlo en otra figura, la del astrónomo.
La visión del astrónomo realmente le da la vuelta al mundo convencional, ve la Tierra moverse en medio de un baile de orbes en torno a un Sol quieto no tan quieto que a su vez va en un viaje de 200 millones de años alrededor de la galaxia. Vive por la noche cuando todos duermen porque si no moriría de inanición por la privación de su anhelo. Escruta con devoción en luces tenues gradientes de oscuridad y de ellos saca nuevos mundos, galaxias o universos enteros. Busca los cielos estrellados allá en los lugares más solitarios. Sería realmente bonito que hoy en día el astrónomo siguiera marginándose de los demás en una colina, pero hoy todo el mundo llega a la colina con su coche o incluso ya vive en ella, sólo el loco se adentra de noche en parajes salvajes, tierras baldías o en auténticas cimas de montañas para que lo consideren tal.
Día tras día
solo en una colina
el hombre con la sonrisa tonta se queda totalmente inmóvil
pero nadie quiere conocerlo
ven que solo es un tonto
y él nunca da una respuesta.
(Day after day
Alone on a hill
The man with the foolish grin is keeping perfectly still
But nobody wants to know him
They can see that he's just a fool
And he never gives an answer)
El loco de la colina sigue generando recelos en los demás, pensar diferente nunca ha granjeado muchas amistades al pensador. Seguir la corriente y las apariencias es una máxima del rebaño que le ha servido al mismo para su preservación, pero qué difícil es seguir al rebaño cuando ya no se quiere ser oveja.
La ciencia en general tiene papeletas para ser impopular y una marginada; se mete en las casas de la gente y les espeta verdades que en muchas ocasiones no quieren ser oídas (come sano, no fumes, haz ejercicio, cuida la naturaleza, …) Además no goza de la popular “certificación” de democrática, por mucho que muchos piensen en una dirección basta que uno demuestre lo contrario para que el número de opositores valga igual que cero, no importa el que parezca que sea el Sol el que se mueve, Galileo pisó fuerte ya en ese sentido hace 400 años. Si esto fuera poco, y recordando a un profesor de física del colegio, “sólo la ciencia critica a la ciencia”, lo que hace que quede auto excluida del resto.
El hombre de las mil voces.
habla perfectamente fuerte
pero nadie lo escucha nunca
o el sonido que parece hacer
y él no parece enterarse.
(The man of a thousand voices
Talking perfectly loud
But nobody ever hears him
Or the sound he appears to make
And he never seems to notice)
La astronomía habla con un extraño lenguaje, como ciencia es un lenguaje universal e inequívoco; geometría, matemáticas, física,… pero la humanidad no habla ese lenguaje a menudo e incluso cuando lo entiende prefiere no escucharlo mucho rato. El astrónomo es el loco de la colina que todo el mundo tolera como una atractivo turístico más de la población, algo pintoresco, pero guardando las distancias y los tiempos que se comparten con él. Todos se apuntan a ver las Perseidas, a quedarse un rato con la boca abierta mientras les explican las maravillas del Universo, pero a poco que apriete el frío de la noche, pocos son los que se quedan a ver amanecer.
Curiosamente la canción señala al final de cada estrofa la indiferencia del loco de la colina ante su propia marginación (él nunca les da una respuesta/…/y él no parece enterarse/…/y nunca muestra sus sentimientos). Es tarea del astrónomo enamorarse de la astronomía, y como ocurre con el amor, no atiende a razones, en este caso a las razones de terceros. Él continúa su camino llevado por aquello que sabe que es correcto a pesar de todo.
Bien en el camino,
con la cabeza en las nubes.
(Well on the way
Head in a cloud)
Newton sospechó que las condiciones de observación del cielo serían patentemente mejores a grandes alturas con menor interferencia de la atmósfera; Einstein anhelaba el trabajo de farero, con mucha soledad y tiempos muertos para dedicarse a sus digresiones; incluso Aldous Huxley imaginó una élite de verdaderos librepensadores al margen de la sociedad en “Un mundo feliz”. La astronomía viene con un manual necesario de soledad, tal vez sólo en el silencio es posible oírse pensar.
En la actualidad el ruido de fondo, y no precisamente el de microondas, llena todo. Nadie tiene la oportunidad de un auténtico conticinio personal (hasta tal punto que esta maravillosa palabra está a punto de desaparecer del diccionario). Todos tienen algo que decir, astrólogos poniendo nombres absurdos a superlunas, terraplanistas llenando barcos, cohetes caseros y titulares, charlatanes vaticinando el fin del mundo con cada asteroide que se asoma,“roza” la Tierra dicen ellos, a menos diez millones de kilómetros. La canción de los Beatles da un final redondo.
Y él nunca les escucha
sabe que los tontos son ellos.
No le gustan.
(And he never listens to them
He knows that they're the fools
They don't like him)
Jesús Carmona