El equipo trasladado a Hungría fue abundante. El 6 de agosto, unas horas antes de partir, el grueso principal de los instrumentos de observación y equipos de toma de datos climatológicos y de fotometría ambiental, fue pesado. Había aproximadamente 80 Kg., a los que posteriormente se le unieron otros 15 o 20 Kg. aportados en la última escala granadina antes de dirigirnos hacia el aeropuerto de Barajas. Como resultado transportábamos unos 100 kilos de material para la observación y el estudio del eclipse. A todo esto había que sumarle los equipajes de carácter personal, que aunque no se llegaron a pesar, a buen seguro, representaron un añadido de un 50% o 60% sobre el total transportado.

Otro factor era el volumen, sobre todo por el embalaje que hicimos para la protección de algunos  instrumentos. En las semanas previas a la partida hacia el lago Balaton estudiamos a conciencia la forma correcta de preparar los diferentes elementos del instrumental para el largo transporte hacia su destino. El asunto no resultó trivial, pues la mayoría de las opciones, en cuanto a la forma y conveniencia de los embalajes sugeridos, resultaban ser muy voluminosas. En unos casos, el volumen inicial pudo ser reducido, en otros no.

Pero no todo el problema era el peso o el volumen. Gran parte del equipo consistía en instrumentos ópticos, mecánicos o electrónicos muy delicados que había que "mimar". Como se ha comentado en otra sección, para solventar esto se decidió que los instrumentos más frágiles serian transportados como equipaje de mano, y solo el material mas resistente y pesado, así como el equipaje personal, seria facturado para su transporte aéreo. La duda era, que el perfil, tamaño y peso del equipo de mano no se ajustaba mucho a lo habitual, y quizás tuviéramos inconvenientes al respecto. Disponíamos de una cuota de 20 Kg. por persona, por lo que repartimos todo este material  entre los miembros de la expedición. Durante los controles aeroportuarios tuvimos que dar mas de una explicación, pero al final, esto no represento más inconveniente.

El riesgo de rotura de la parte facturada era un elemento que nos preocupaba, y esta preocupación, muy a nuestro pesar, quedo justificada. En la recogida de este material en el aeropuerto de Budapest, vimos como uno de los maletines metálicos, que portaba una de las monturas ecuatoriales de telescopio, estaba fuertemente golpeado. Nos temimos lo peor y no nos equivocamos. La montura había sido dañada en el eje de A.R. quedando inutilizable, a no ser que fuera reparada, pero esta contingencia no estaba prevista. A pesar de todo la reparación pudo ser hecha por los miembros de la expedición y la mañana del eclipse fue completamente operativa.

A continuación podemos ver una relación de todo el  instrumental  transportado hasta Hungría para la observación del eclipse total de sol del 11 de agosto de 1999, así como, el utilizado por los miembros de la S.A.G. para la observación del eclipse desde Granada.